Autor: Boris Elkin
No sé si es cosa 'e mandinga o es un regalo del cielo; algunos dicen qu' es malo: pa mi se me hace qu' es gueno... Ricién me dijo el dotor qu' esta fatiga que tengo es por culpa del tabaco qu' está minándome el pecho, ¡y me ordenó que lo deje si quiero salvar el cuero! Pero dejar el tabaco áura que ya voy pa viejo y no tengo en que afirmarme pa tironear los recuerdos... ¿dejar el tabaco, dijo? ¡Si es cosa que ni la pienso! Hacen años, muchos años, yo trabaja 'e boyero cuando prendí el primer chala pa quemar mi aburrimiento. ¡Qué lindo se iban las horas, qué pronto volaba el tiempo y qué hombre me sentí con el chala entre los dedos! Cuando mi madre se jue sin tiempo pa darme un beso, ¡quién otro sino mi chala me acompañó al sentimiento y se quemó sin renuncios con tal de darme consuelo! Más tarde, cuando el amor dentró a golpear en mi pecho, ese amor qu 'es vida y muerte, qu 'es triunfo y renunciamiento y que nos mata de a poco porque se vive muriendo, ¡si habré domao impaciencias pitando como un murciélago! Y al fín, ¿pa qué?: pa que un día barriera todo el Pampero... Ella no tuvo reparos en aventarme los sueños. Cuando esa tarde me dijo que no perdiera más tiempo y supe que otro varón se había ganao su aprecio, ¡menos mal que tuve un chala que supo darme un consejo y m 'entretuvo la mano que andaba tanteando el fierro! Dispués cambié de querencia; me dijo: "Hacete resero, nada hay mejor qu 'el camino pa quien no tiene un afecto". ¡Las noches que habré pasao tendido sobre el apero sin más estrellas que el chala parpadeando en el silencio! Más tarde, cuando la vida m 'enredó entre los puebleros y entré a borronear cuartillas pa darle forma al ricuerdo, ¡quién otro, sino mi chala, me ayudó a escribir los versos! ¿Dejarlo porqu 'el dotor me vino con ese cuento de qu 'el tabaco hace mal y está minándome el pecho? ¡Deje nomás que me mate! ¡Si por él estoy viviendo!
Nota: En este poema Boris Elkin narra su propia dolencia, que poco después lo llevaría a la muerte el 21 de junio de 1952, más de dos años antes de que fuese publicado en su libro póstumo "Charqueando", en noviembre de 1954. Había nacido en Los Toldos, provincia de Buenos Aires, el 26 de junio de 1905, pero desde su infancia residió en Chivilcoy. Hijo de chacareros (su madre María Delfina Grosso, italiana, y su padre Alejandro Elkin, de Kazán, Rusia) conoció de cerca la realidad del campo, desempeñándose en esas tareas durante unos veinticinco años, hasta que en 1936 se radicó en Buenos Aires, donde logró hacer trascender su obra poética, que formó parte del repertorio de Fernando Ochoa. En 1937 apareció su primera publicación, "Yerba Buena", y en 1939 participó en un concurso organizado por el diario La Prensa en el que fue premiado su cuento "El lazo cortado".