Aunque María Helena (cuyo nombre real era María Kalasakis) había nacido en Remedios de Escalada, provincia de Buenos Aires, muchos de sus admiradores creían que era de la provincia de Misiones, e incluso ella dijo que "se sentía misionera", tal su identificación con el paisaje y la gente del litoral. Su manera de pronunciar las letras que cantaba, arrastrando las "erres" como lo hacen quienes habitan esa región del país, también hace pensar en un origen litoraleño, y no bonaerense. Pero además el público misionero, al que conquistó con su sencillez y simpatía mientras recorría las calles de Posadas, le brindó su cariño considerándola una genuina representante. Hubo una reciprocidad natural, y eso fue lo que la hacía "sentirse misionera".
La temática de la letra de esta galopa gira alrededor de la dura labor en los obrajes, donde los hacheros debían trabajar en condicines inclementes. No es necesario explicar mucho, basta con escuchar con atención la canción para darse cuenta de lo que debía ser trabajar al rayo del sol, ese ardiente sol del litoral.
En cuanto al acompañamiento con guitarra, los acordes no representan ningún problema, incluso para los más novatos con este instrumento. Un poco más de dificultad quizás se encuentre en el rasguido de galopa, pero lo aconsejable es comenzar con lentitud hasta adquirir seguridad, e ir acelerando el ritmo hasta que sea el adecuando.
Letra y acordes de la galopa Sol del litoral
Letra: Dante Cortés
Música: Luis Ferreyra
Sol... Es tu cuerpo un infierno más ardiente en enero envolviendo el litoral Sol... Y la piel del rudo hachero se enrojece con tu fuego imperdonable y voraz. Vas fundiendo con tu magia esa vida vegetal que resiste milagrosa tu castigo sin cesar, pero tus rayos de fuego queman más, aún queman más. Quema, quema, que el hachero no se detendrá. Cielo, blanco, sol ardiente sol del litoral. Sol es tu cuerpo un infierno más ardiente en enero envolviendo el litoral Sol y la piel del rudo hachero se enrojece con tu fuego imperdonable y voraz. Vida dura del obraje dura como el quebrachal, aunque al río lo castigues y también al yerbatal, al trabajo de los pobres jamás nunca detendrás.
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