Letra: Jaime Dávalos
Música: Eduardo Falú
I Pídele al viento firmeza y al río que vuelva atrás no me pidas que me quede si toda mi vida contigo se va. Llora en la tarde el lucero y en el silencio sin fin, por los profundos sauzales desangra llorando su canto el crespín. Estribillo Yo te pido que nunca me tengas piedad envenéname de amor, dame a beber en tus ojos dos tragos de sombra de tu corazón. I Bis Cuando me voy de tu lado crece en la ausencia el amor, y en la distancia comprendo no tiene sentido la vida sin vos. Y si me miro en tus ojos veo en el alba crecer una frescura de trébol, que moja el rocío del amanecer. Estribillo Yo te pido que nunca me tengas piedad envenéname de amor, dame a beber en tus ojos dos tragos de sombra de tu corazón.