Autor: Víctor Velázquez
poema gauchesco recitado
por Víctor Velázquez
Acepté la invitación que hace muy poco me hicieron para hablar, según dijeron: de "La Desorientación". Dejé el lejano rincón donde vivo entre los montes y sin hacer mucho apronte me embarqué a la Capital, mientras quedaba un zorzal cantando en el horizonte. En la reunión, un señor, me preguntó 'qué pensaba' de aquellos niños que andaban sin rumbo, sin fe ni amor. Yo contesté con dolor pues he visto diariamente, a esos pobres inocentes que piden y son mandados, por padres malhumorados y de todo amor carentes. "Tendríamos que pensar primero en nostros mismos, si al borde de los abismos también supimos estar. Sería muy bueno dejar atrás el palabrerío, y empezar con muchos bríos a despertar la conciencia para que tanta inocencia se salve del desvarío". "La juventud marginada, la que no tiene cabida, a la que llaman perdida le niegan hasta la nada. Quieren jugarla cambiada los que hacen las donaciones, para las instituciones de raíces extranjeras, ¡vean qué linda manera de repartir los millones!" "Habiendo en nuestra nación tantos altos funcionarios, ¡no piensan que es necesario fomentar la educación! Darle principio y razón al maestro, al profesor, construir un tiempo mejor con sólidos edificios, ¡en la unión y el sacrificio, la esperanza da su flor!" De a poco se fue raleando la reunión que les decía, yo pensé: " y si daría una respuesta cantando?", pero como iba quedando muy solo en esa ocasión, pensé: "¿Desorientación?... es la que hoy tengo yo, ¡y estoy quedando sin voz por dar una explicación!". Mas una sola persona quedó sentada pensando y me dijo: "Estoy soñando, ya la gente no razona tampoco el hombre perdona y a ninguno le interesa si falta pan en las mesas de los pobres del planeta ya ni al dolor se respeta y está muy solo el que reza". Sorprendido pregunté: -"¿Quién eres?, ¡di por piedad!", respondió: -"Soy la Verdad, estoy sola y tengo sed". -"¿Cómo?, le dije,¿ y a usted ninguno la presentó?" Lentamente levantó sus ojos entristecidos, dos luceros encendidos que la noche ensombreció. Se fue caminando lento, ¡no quería que se vaya! Le grité que de su laya ya no nacen más talentos... Me dijo: -"Voy con los vientos y mi hermana Libertad a buscar la caridad que hace tiempo se ha perdido". Y yo quedé sumergido en la inmensa soledad. Para los montes volví y le conté a los sauzales de la humanidad sus males y lo que no conseguí. -"¡Menos mal que estoy aquí!, le dije al monte y al río, pero solamente ansío lo mejor para mi tierra que tanta riqueza encierra y que tiene tanto frío". ¿Adónde estarás Verdad? mi pueblo te está esperando, porque ya está imaginando lo triste de tu horfandad. El temple de la igualdad que siempre te consagró, no dejará que tu voz se apague en ningún momento porque sos bandera al viento que el hombre en sangre forjó.