Autor: El Pampa Cruz
Hoy te canto viejo amigo, con mi guitarra sonora. Creo que llegó la hora, ya no voy a estar contigo. No pondré a Dios por testigo, pues no sé si viá cumplir, pero te quiero decir que no te odiaré cigarro, aunque me hayas dao catarro y hasta me has hecho sufrir. No es porque me haya enfermao que viá dentrarte a cuerear; ¡si supiste acompañar a mis horas de amargao! Me acuerdo que convidao te agarré como jugando, después ya me fui criando con la ternura e mi madre, y con el miedo a mi padre pa' que no me viera pitando. Cuando ya empecé a emplumar me pegó algún reto el viejo; ni quise escuchar consejos y te empecé a saborear. Y si tuve que llorar por mi perro envenenao, te quedaste a mi lao, siempre me acuerdo de vos, pues solo quedamos dos; el otro se había marchao. Me acuerdo de aquel teniente, cuando fui a la conscripción, aunque él me mandó a prisión yo te apreté entre mis dientes. Pero con gesto valiente siempre me has acompañao: en el tambo, en el arao, en el arreo de una tropa o acompañando unas copas cuando andaba algo alunao. Y cuando la hija'el mensual me pialó con su ternura, en la noche más oscura tu brasa hizo de señal. Mas hoy, que llegó el final, quiero dejarte aclarao que el dotor que me ha curao no quiere que estés conmigo. Te agradezco viejo amigo todo el servicio prestao.