Letra: Emiliano Cardozo y Jorge Codutti
Música: Emiliano Cardozo
I En un baile campesino, en el rancho de un puestero, tocaban los musiqueros, polqueado y chamamé. De cantor y guitarrero, un mozo se ofreció, era un criollo forastero, que en la noche apareció. Estribillo Fue allá en Pampa Bandera, en ese paraje hermoso, en un temple melodioso, el instrumento pulsaba, y su música expresaba, armoniosamente y pura, y con mágica dulzura, hasta el corazón llegaba. I (Bis) (Y como leyenda quedó, en el paraje chaqueño, la figura de aquel gaucho, que en el baile apareció, y comentaban con temor, los paisanos del obraje, que era el alma de Velázquez, que desde el monte llegó). Cuando llegaba la aurora, muy sonriente saludo, de los amigos presentes, al irse se despidió. En la noche se marchó, al monte oscuro y desolado, con su poncho colorado, en la sombra se perdió. Estribillo Fue allá en Pampa Bandera, en ese paraje hermoso, en un temple melodioso, el instrumento pulsaba, y su música expresaba, armoniosamente y pura, y con mágica dulzura, hasta el corazón llegaba.
Registrada en SADAIC el 09 de diciembre de 1985, el chamamé Gaucho cantor y guitarrero es uno de los varios temas musicales dedicado a Isidro Velázquez, abatido por la policía el 1° de diciembre de 1967 junto con su compañero Vicente Gauna en el paraje Pampa Bandera, distrito Machagai, provincia del Chaco. Muy hábil para eludir a sus perseguidores, la gente de la zona, con quienes tenía muy buena relación, le atribuían cualidades extraordinarias, como desaparecer o poder convertirse en un animal, y si ya era una leyenda en vida, con más razón lo fue después de muerto. Incluso algunos policías estaban convencidos de que "tenía payé" (especie de amuleto que se inserta debajo de la piel), que impedía que lo mataran, o que podía paralizarlos con la mirada para luego matarlos.
Solía secuestrar gente acaudalada de la región, por quienes cobraba suculentos rescates a cambio de su liberación. Protegido por los pobladores humildes, quienes lo albergaban en sus casas durante sus correrías, era generoso con ellos, y por tal motivo se lo consideró una especie de justiciero, que robaba a los ricos y daba el dinero a los pobres. Una de sus víctimas manifiestó que lo trataron bien, y que se sorprendió por la corrección del bandolero.
